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Dientes de león y un último fogón

  • Lorena Barros
  • 11 nov 2019
  • 4 Min. de lectura

El domingo pasado, Jeites se presentó en el patio del Konex. Una tarde de sol y de alta temperatura convocaba a los asistentes desde temprano, a la clásica previa en la vereda con cerveza en mano. Mientras se iba llenando el lugar, con muy pocas entradas en puerta, sonaban canciones de la banda de fondo que apaleaban un poco la ansiedad que se palpitaba, como una mezcla de sensaciones encontradas: por un lado, tristeza por el fin y por el otro, felicidad de estar presente y ser parte.

Recorriendo el patio, además del clásico puesto de merch, dejaron dos guiños para sus seguidores: una urna esperaba los mensajes de quienes quisieran dejar algo atrás, olvidarlo, cambiarlo, superarlo. La idea era escribir todo en un papel que, junto con todos los de la urna, será quemado en un gran fogón en el show que darán en Bahía Blanca a fin de año... El último fuego. Además, los presentes podían llevarse semillas de glisinas, aromos, cerezos y ciruelos, como metáfora de que cada final es un nuevo comienzo, un nuevo nacimiento.

Joaquín (voz) es hermano de Vicky (coros) y de Nico (saxofón) –quienes se despidieron hace un tiempo de la banda, oficiando luego de invitados en algunas ocasiones–, y ellos son los Varela. Fran (guitarra y trompeta) es hermano de Tomás (bajo) y de Josefina (coros), y ellos son los Halbach. Los Varela y los Halbach son primos. Además, están Gaspar (percusión) y Juan (batería), que ya son como de la familia. Dado este árbol genealógico, uno podría imaginar que seguirán vibrando juntos después de esta noche, aunque ya no lo hagan como banda. Me imagino su esencia intacta en las guitarreadas de domingo después de almorzar, después de un vino en la cena, las canciones susurradas a Almendrita –hija de Joaquín– o a Berlín –hijo de Tom–, que tendrán a un primo guía, Lenny –hijo de Fran– que ya anda agarrando algún instrumento (¡quién te dice que por ahí tenemos a la segunda generación de primos musicales!).

Ya comenzaban los aplausos, cuando se podía espiar la subida de la banda por la escalera del costado. Primero, quien apareció en el centro del escenario, fue Joaquín para interpretar un acústico de “Deja que llueva”, verificando que aquello que anhelaban ya desde su primer disco se pudo realizar: “Ojalá pudiera esto ser cierto con la gente aplaudiendo y siguiendo este concierto”. Luego, se sumó Tomás (bajo) en “Down the Valley”, y así uno a uno se sumaron los demás integrantes para darle vida a “Viaje Fantasticular” y “7 locos en el Tibet”, otra de las viejitas y muy poco tocadas en vivo. Es que decidieron hacer un recorrido por toda su discografía, en perfecto orden, dejando satisfecho a su público, siendo entonces las primeras de Jeites I, disco azul (2009).

En una noche que contó con múltiples amigos invitados, subían los primeros de ellos: Martin Márquez, en flauta, se sumaba a “Cabálgalo”; seguidamente, para interpretar uno de los clásicos, “Una más” casi de improviso, Nicolás Varela hizo sonar su saxo quien no pasó desapercibido por haber formado parte de la banda –dicen que todavía se lo extraña en cada pogo de “Bardié”, en donde ya no cae zambullido en el público–; por último, Victoria Varela (ex integrante) se sumó para interpretar “Carnavalito del niño” y “Todos los fuegos”, donde hizo flamear una gran bandera de los pueblos originarios.


Más tarde, llegarían “Partículas del aire” y “Quiero estar” con la voz de Fran, de su último disco Mi Sol Mayor (2017), dándole cierre así a esta primera recorrida por todos sus discos. La atmósfera que se respiraba era de mucha euforia, de esa que te hace cantar las canciones un poco a destiempo y aplaudir y gritar en cada hueco. En contraste, cuando la seguidilla de canciones disminuía un poco el tempo, las lágrimas parecían caerse sin aviso por los farolitos de más de uno.

Uno de los momentos más emotivos del show, se vivió cuando subió al escenario Adrián Berra. El solista perteneció a los orígenes de Jeites y, a su vez, Jeites a los de Adrián, siendo la banda que lo acompañó en la grabación de su primer disco Mi casa no tiene paredes (2010). Juntos, le dieron vida a “Si vos querés” en medio de cálidos abrazos.

Seguidamente, un set acústico llegaba de la mano de “Lucecita” y le dio paso a la presentación de tres nuevas canciones. Sí, Jeites se termina, pero no sin bonus track. “Esto también pasará”, “Nuevas olas” y “Canción despierta”, emocionaban a todos con este último regalo. Para coronar estas primicias, llegaba “Fisurar”, tema nuevo que ya adelantaron y que contó con la teatralización de Vicky, que subía nuevamente al escenario moviéndose de un lado para otro.

Los últimos invitados de la noche fueron Edu Schmidt, con su característico violín, y Nahuel Piscitelli (Cruzando el Charco), confirmando que, en este cierre, se dieron el gusto de tocar con varios amigos que los vienen acompañando a lo largo de su historia.

La luna cada vez más grande sobre el patio, iba indicando el final de la noche, con una elección de temas finales que sin dudas fueron muy acertados: con “Equilibrios” y “Fuerzas” se iban despidiendo del escenario.

Para el cierre, no eligieron una canción propia sino de un músico al que admiran, nada menos y nada más, que el flaco Spinetta. Con un cambio de vestimenta que los mostraba a todos de color violeta, fieles a la trasmutación que predican, interpretaron en un abrazo enorme y acústico “Quedándote o yéndote”. Mientras, el grito unísono de “Jeites no se va” no cesaba. Agradecieron con un nudo en la garganta y ojos empañados: "Gracias familia".

Es hora de tirarse de otros trampolines y cambiar de escenario, arriesgarse para dar lugar a nuevos nacimientos. Salir de la zona de confort para crecer fuera de la comodidad, como cuando soplas un diente de león y las partículas vuelan, viajan y se multiplican. Este, más que un final, es una expansión, como esas brasas que quedan encendidas ya mucho después de que el gran fuego cesó. El calorcito que nos supieron dar, seguirá intacto.


Lo que se escucha por ahí: - “Gracias a las guías que nos cuidan desde el cielo” - “Que digan que era una joda, los perdonamos” - “La música se mistifica” - “Para ver quiénes somos de verdad”

- “No se puede hablar” *con agua salada en los ojos.


Fotos archivo por Vicky Pilz Dinale.

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