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Mariposas en transformación


Por ahí estuve leyendo que las mariposas son la clara representación de evolucionar, de transformarse, de cambiar. Y de volar, cuando eso pasa. A veces direccionalmente, otras no tanto. Pasando por diversos climas, por diversos paisajes. Por diversa gente. O solos. Tirando y tirando hasta que se cansan las alas. Reposando un ratito y volviendo a despegar.

Este vuelo, una noche de julio en San Miguel, nos llevó a amontonarnos para mantener el calor. Y así, resguardados del frío, nos juntamos en lo que pareció un gran fogón, para ver a El Plan de la Mariposa. Considerando los pocos grados que hacían afuera, la única forma de aflojar los músculos era saltando alto y, la seguidilla que dio comienzo a la noche, “La Bisagra”, “La Cobardía”, “La Vida Cura” y “Calle Mantra” fue acertada para ello. ¿Ven? El Plan cura lo que venga.


A continuación, con el solo golpe de los palillos, las mariposas nos quedamos boyando por el “Mar Argentino”, con sentimientos y pensamientos flotando como barquitos. Todo marchando viento en popa, mientras “Viajo con el Sol” y buscando la abundancia, en un “Romance con el Desapego”. Aunque, un poco a sabiendas que no es fácil para uno despedirse de la guía de otro con el que andamos, pero que en esa oscuridad germina la “Semilla de mi alma”.

En mi mente, además, navegaba el pensamiento de que El Plan es ese cuero de un tambor sobre el que hablan en “Ella es agua” y que hace cantar a nuestras entrañas. No solo la letra del comienzo hasta el final, sino también los coros. En cada partícula del cuerpo, se siente su música y con cada partícula del cuerpo, se expresa.


Niño Abuelo”, “El Paraíso” y “Savia” siguieron en la lista. Pechos inflados de paz, manos al cielo, quizás tuvimos hasta la oportunidad de abrazarnos con ese enfermo que nos sana durante “Abrime los ojos”, sabiendo que nos cuidan la espalda como la “Cruz del Sur”.


Volviendo a ser mariposas en pleno vuelo, nos tomamos un tren, vivimos, crecemos, somos nuestros jefes, en constante “Libertad”, disfrutándonos, porque “El cuerpo sabe”. Y no había forma de que algún cuerpo se quedara fijo en el piso con el solo de guitarra de Valen, previo a “Azúcar Negra”, que nos dio una descarga de energía.

La fiesta continuaba y yo pensaba que la plenitud era inacabable. Esa es la forma que te hace sentir El Plan de la Mariposa, en eterna plenitud.


Y con el alma en un incansable baile, así nos tuvieron “Te Quiero” y “Mi Jagger”. El cuerpo siempre puede un poco más, dice “¿Cómo decir que no?”. Sí, siempre puede un poco más. Y si la banda no se quiere ir del escenario, nosotros no vamos a hacer nada para que se vayan tampoco. Incluso, todavía nos queda pendiente: hay que hacer un lugar para sanar las miserias y de eso se trata “El Riesgo”. De animarse, de saltar, de volar. Que aunque sea algo que estuvimos haciendo durante toda la noche, siempre necesitamos poner ese grito en el cielo y desahogarnos, tocar fondo, transformar, para renacer.


Fotos por Mica Ridiero.

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