Una noche cordobesa en Niceto
Candelaria Zamar fue la encargada de romper el hielo de ese jueves. Un jueves que fue una noche más del ciclo Indies Fuertes Festival que reúne, en Niceto algunas veces por mes, a la nueva escena del indie-rock de hoy. Bajo unas luces monocromáticas se asomaba su ruluda cabellera, su remera a rayas y su teclado en el centro del escenario. La voz dulce de Cande y esa actitud de como quien no quiere la cosa, llamó la atención de los primeros asistentes que ya iban llegando.
Luego del set dj de intervalo, subían los hermanos Valdés al escenario para darle house y pop a la noche que se convertía rápidamente en una especie de discoteca vintage, que venia a cuento del outfit elegido con pantalones de vestir tiro alto y camisas de manga corta en monocromo –Edu de negro y Pancho de rojo–.
Los pies no paraban de moverse al ritmo de las primeras canciones –“A mi lado” y “Bienvenida a mi”–, mientras imágenes añejas de montañas y campos de flores se mezclaban con colores vibrantes que contrastaban el pastel paisaje. Esta discoteca singular que habían armado, incluía imágenes psicodélicas que dejaban a más de uno metido en ese colorido viaje. A continuación nos presentaron “Callar”, o más bien cashyar, con ese característico rasposo sonidito cordobés que no es ni la ll ni la y; seguida por “Las cosas”, melancólica pero a la vez sensual -como la presentaron- y “Únicos en el mundo”.
Aprovecharon también esta noche especial de estar casi de locales para presentar un tema nuevo. Se trata de “Algo más” que rápidamente conquistó a los presentes con un pegadizo tarareo en ‘na’, siendo muy atractivo y fresco. La elegida para cerrar fue “Bailar sola”, no sin antes agradecer a todos y corregir esto último por "todes". Creo adecuado destacarlo ya que, aunque parezca un poco trillado en estos días, aunque parezca obvio en el contexto de hoy, no hay que dejar de mencionarlo, porque esto de venir a ver a tu banda favorita y verte incluido en su relato, fue el sueño de muchos.
El telón se cerró por un rato y los agujeritos en él, simulaban una cortina de estrellas que aguardaban la lluvia de luces que vendría después. Mientras, un falso John Lennon y su Yoko pasaron con tapas de piel sintética marrón dulce de leche y blanco y otros tantos, iban a renovar sus cervezas.
El último show de la noche llegaba con Telescopios. Envueltos en aplausos ansiosos, siguiendo con la temática vintage con poleras y pantalones tiro alto, salían con “Inhumano”. Continuaron con “Fucsia”, donde los Valdés subían al escenario de invitados.
Si tenemos que hablar del protagonista de la noche, tenemos que hablar no de alguien, sino de algo. Eso que siempre sobresalía y lideraba el escenario: las visuales, las gráficas, las pantallas. En el caso de los Valdés, coqueteaban con ellas, pero nunca desapareciendo del todo de foco. En cambio, Telescopios se fundía en las pantallas, siendo solo sombras, dejando que la música y el arte sean lo central... regalándonos postales de figuras que se movían sobre un fondo por demás colorido.
Lo que seguía era “Viña del mar” con un sonido simil Simón says –juego donde hay que repetir patrones de sonidos y colores– y el comienzo explosivo de la batería en “Famoso”, nos recordaban que no son una banda tradicional. En esta noche de amigues, no pudieron faltar los invitades. Así, subía al escenario Goyo (voz de Bándalos Chinos) y nuevamente Cande Zamar, esta vez acompañada por Tomás Ferrero (voz de Rayos Láser).
La jornada llegaba a su fin con teclados electrónicos, baile y color. Sin dudas demostraron que la movida en el interior pisa fuerte y que Córdoba, en particular, es una gran figura en la escena nacional.
Lo que se escucha por ahí: - "Vinieron a bailar a la noche de Córdoba" - “Los escribo” - “Se rompió la matrix” - “Estamos flashyados” - "Aguante las bandas nuevas y la gente nueva" - “Sigue la caravana amigues”
Fotos por Flor Berdichevsky.