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Saltos de buen viaje

Pasaditas las nueve de la noche, luces azules y fucsias daban inicio a la velada que nos traía Churupaca. Como quien se para del sillón de su casa para buscar la guitarra y zapar un rato, con esa comodidad natural aparecieron en el escenario.

Calavera” nos invitaba a transitar un camino estrecho hacia este viaje de canciones. Juana Aguirre (voz) le daba ese toque folcklórico con clásicas dos trenzas y un “vamo Juana” resonaba entre los presentes. Luego, llegaría de su reciente último disco Antes de Mañana (2018), “Tiempo de sanar” que teñía de melancolía al estilo tanguero con violín y acordeón como principales protagonistas. Seguida por “Tres deseos” donde se sumaba el clarinete y “Tu culpa”, que comenzaba a sola voz por Juana, que luego fue acompañada por toda la banda al ritmo de un seudo reggae al son del violín.

Saltos iluminados en tonos naranjas y violetas que simulan una limpieza, un ritual para sacarse las penas con las manos que se pasan por la ropa y eliminan todo rastro de mala vibra para ir entrando un buen viaje. El baile entró en un vórtice y se trasformó en pasado, trayéndonos un cover de una joya de Pescado Rabioso. Así sonaba “Como el viento voy a ver” que funcionó de intro para, seguidamente, interpretar “Miren” de su disco Churupaca (2013), lo que fue festejadísimo por su público.

Paréntesis armado, cada integrante de la banda tuvo su momento de solo en el escenario, donde se destacó la versatilidad y variedad de estilos e instrumentos con los que cuenta la banda: batería, bombo, charango, guitarra eléctrica y acústica, violín, acordeón, clarinete, bajo, voces varias... todo confluye en un conglomerado ecléctico y poco definido, que tiene de reggae hasta ritmos gitanos.

Un pañuelo verde se ataba en el micrófono, unas amigas cruzaban miradas y se preguntaban si estaban habilitadas y finalmente lo decidieron: se pararon de las butacas para bailar en pareja en los pasillos del teatro y así inauguraron la pista-pasillo que se llenó rápidamente y la licencia llegó hasta permitirse dejar los zapatos y asomar los pies. Un tono dramático al mejor estilo de los grandes cantantes de tango, así se sentían las palabras en cada canción, para matizar con un carnaval después. Esa variedad te hacia tener lagrimitas mientras los pies iban y venían. Al ritmo de “Riesgo mi sombra”, “Café Goyeneche”, “No se vive feliz comiendo perdiz” y un marco de luces multicolores despertaron a más de un fiesterin encubierto.

Ya iba llegando la peña a su fin y los temas elegidos para cerrar la noche fueron “Duda morena” -favorito indiscutido de su público- y “Si vai pal sur”, no sin antes agradecer a su público por ponerle tan lindo marco al reencuentro que se daba esa noche, ya que hacia varios meses largos no tocaban por acá, por lo que la ansiedad y el disfrute se hicieron notar de principio a fin.



Lo que se escucha por ahí:  “Así nomás, no podía ser de otra manera”  “Ese fui yo”  “Hay que sacar todo pa´ fuera”  “Se viene la segunda”  “Animense”  “Es con amor gente”


Fotos por Meli Pink.

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