Viaje azul a sala llena
Asientos azules y butacas color madera, alfombra y paredes azules con dorado, todo el ND teatro parecía casualmente combinar con el disco que sigue presentando esta noche Perotá Chingó: Aguas; y nos trae la madera de un puerto, o de un bote flotando por ahí a sala agotada.
El teatro se iba llenado como un desfile de gente que llevaba polainas y estampados floreados, sombreros y vinchas, ponchos y una chica le ponía pins a su mochila, mientras alguien con un mono azul se paseaba por ahí.
A diferencia de lo que generalmente pasa en los shows, el telón estaba abierto, por lo que se podía ver como las luces naranjas alumbraban los instrumentos inertes; como los juguetes que esperan que lleguen los chicos de la escuela para jugar. Finalmente cobraron vida, cerca de las 21:30, cuando salió la banda a escena acompañados por sonidos de vientos, de agua, de olas, de lluvia.
El show empezó con una seguidilla de su último disco Aguas (2017): “Veo Chiquito”, “Aguacero” y “Piel”, esta última más emotiva con un cielo de tormenta y las luces naranjas que seguían presentes; dándonos la bienvenida, como dijo Julia, a un viaje que hace bien. Lo que llamaba mucho la atención era algo que sobrevolaba el escenario, depende de la ubicación en la que estabas podía parecer un farol, un ojo de dios, un marco antiguo, una jaulita; una especie de espiral con varias capas de color plateado. Estaba como antes, como sobre, como entre. Y al hacerlo girar era más difícil de divisar y de definir todavía; y había que presentar mucha atención para ver el hilito transparente del que colgaba.
Algo que es digno de destacar es el uso de la iluminación combinada con el sonido, como ver las luces a los costados que rebotaban al ritmo de la percusión y los faroles se prenden uno a uno al unísono de los arpegios o de las teclas del teclado. Además en lugar de una pantalla, al fondo del escenario, colgaba una tela irregular casi cuadrada y batik que era iluminada y sobre la cual se proyectaban imágenes. Era un cuadro multicolor: luces rosas, violetas, naranjas, azules y turquesas vibrantes.
La noche seguía con “Mezcla con Aire” con Dolores Aguirre (voz) que se colgaba la guitarra para interpretar el tema y alguien del público también quería ser parte del show: un nene se trajo su propio instrumento -a pesar de la incomodidad de algunos-, haciendo sonar unas maracas, lo que la banda festejó.
Luego llegaba un cover de Natalia Lafourcade, “Un Derecho de Nacimiento” con el charango por Dolores, “Ama Ñao Tem Cor”, del disco Perotá Chingó, (2013) y “Certo”, que contó con el rap de Cesar Silveyra.
Las voces de los presentes se escuchan cada vez más, mientras que la voz en el escenario era más bien tenue y con pocos instrumentos que sonaban muy claros; con simpleza pero también con fuerza. Se las escucha con mucho respeto y se las aplaudía muy fuerte mientras ellas bailaban, cantaban y lo expresaban todo con sus manos y, si no saben lo que es hacer casi coreografías con las manos, dense una vueltita a uno de sus shows que la definición es ellas arriba de un escenario.
De un momento a otro, luces rojas invaden el escenario y suena “Reverdecer” con los pies con cascabeles, como únicos instrumentos que sonaban con pisadas y bailes en la madera, lo que fue copiado por el público. Se escuchaba un retumbar en todo el teatro y un baile general. Y al momento siguiente, la sala se convertía en selva con ruidos de animales que eran interpretados tanto arriba como abajo del escenario, cuando sonaba “Meia Vuelta”, que daba la sensación de que cualquier cosa podía suceder, como que pegado a este tema Julia corriera por el teatro y regalara los dos discos de la banda a su público; gesto que divirtió mucho a todos.
El final se aproximaba y en él, sonaron los clásicos de la banda como “La complicidad”, “Inés” y “Ríe Chinito”, esta última muy aclamada y que fue interpretada solo a dúo, prescindiendo de los coros, percusión y teclado. El público pedía una más, mientras la banda dejaba el escenario y la ovación se escuchó cuando volvieron. La elegida para cerrar la noche fue más un acto teatral que una canción, interpretado a capella al borde del escenario. Se trata de “Paloma Negra”, que era como una serenata mexicana y las luces así también lo expresaban con rojo, verde y blanco. El público aplaudía de pie en esta segunda fecha, en este teatro y todavía le queda una noche más a esa seguidilla de shows, la próxima -y por ahora- última función será el viernes 13 de julio.
Lo que se escucha por ahí: "Vienen Pol y Agus" "Las canciones son medio así, alegres, son lindas” "Dale, Canta" - decía un nene-. "Gracias por este calor" "Salí con la melena del rey León" “Un viaje por las emociones más internas” "¿Te querés casar conmigo?" “Soy un animalito y vine al mundo a disfrutar” “Suelten los celulares”
Fotos por Meli Pink.