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Caracol a contramano haciendo que los segundos sean eternos

Sin dudas algo increíble que tiene la música es que transporta tus pensamientos más allá. Te topa con sentimientos que jamás hubieras pensado. Te hace viajar a lugares que nunca hubieses pensado ir y menos incluso por ver una banda. Estos fueron los temas de una charla que estaban teniendo mi cabeza y corazón en el bondi 129 que iba de Once (Capital Federal) a La Plata.

¿La razón de ese viajecito? Caracol a Contramano tocaba en el Teatro Sala Ópera en una noche que prometía pura fiesta. Y como ya sabemos que cuando toca Caracol, la diversión está asegurada, mis amigos y yo no queríamos quedarnos afuera.


Tras una pequeña caminata procurando no caer en la trampa de las diagonales que parecen las escaleras del castillo de Hogwarts, llegamos a la calle 58 entre la 10 y la 11. Alrededor de las 19hs., incluso faltando un tiempo hasta la hora del show, ya había gente en la previa.


La lluvia torrencial (y no es exageración) que cayó sobre Buenos Aires hizo que muchos de los concurrentes entraran empapados al Teatro. Y quien se iba a encargar de hacernos olvidar de que nuestras ropas chorreaban agua, era Edu Schmidt. Mostrándose enérgico como siempre, mantuvo al público muy entretenido. Mientras cantábamos temas que a muchos nos retrotraían a nuestra adolescencia, también nos deleitábamos con sus canciones nuevas que tienen toda la onda. Y para que su presentación quede grabada en la memoria de todos, pasamos de hacer pogo con el cantante mismo (mientras entonaba, claro) y de verlo saltar del escenario hacia el público y dar una vuelta al lugar conducido por los pies de los espectadores. ¿En una palabra? Espectacular.

El telón se cerró y el recinto se fue llenando de gente; para el momento que estalló “Átomos”, estaba totalmente copado. La voz de Chelo, el cantante, quedó cabeza a cabeza con el grito eufórico del público que no dejaba pasar ni una palabra de “Hoy” y “Pala”. Lo mismo pasó durante “Cambió la Suerte”, “Activar” y “Paralelipedo”. Bah… lo mismo pasó durante toda la lista. Y desde el escenario lo notaban; y desde el escenario lo disfrutaban al igual que abajo.


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Trayéndonos y llevándonos de un disco al otro, pasaron “Desencanto”, “Calle”, “Ska” y “Noche”. No se dejaban de ver abrazos volando por el aire, gente bailando. Cada uno vivía la noche a su manera. Y lo mejor es que nadie se quejaba de esto. Al sonar “Vocales” cuántos habremos sentido que ese fue el Sol que nos regalamos para no apagarnos en las horas. Y se notaba, todo el Teatro destellaba.


A continuación, quizás para intentar que baje un poco el ritmo cardíaco, “Freno” y “Malabares” fueron interpretados de forma acústica. Y con los pulmones ya recuperados, no pudimos evitar volverlos a inflar para gritar cada palabra de “Tan Lejos”. Ese ratito sin dudas la estábamos pasando bien. Ese ratito intentábamos que los segundos de esa noche fueran eternos. Caos y orden, sonreíamos una vez más y sin olvidarnos lo que es “Estar de pie”. Luego de “Casa” volvieron los pasos desenfrenados, nos pintamos la piel de noche y dejamos el alma por el andar de “Que la Siga”.


Y sin dudas lo que queríamos que siga era este show. Entre tema y tema, tuvimos la gracia de enterarnos que iba a seguir el baile dentro de tan solo dos semanas. Por si no les llegó la bola, Caracol se vuelve a presentar el 6 de abril en el Teatro Sala Opera y con un 'regalo' para los fans: la lista de temas la podemos elegir nosotros. Y pongo 'regalo' entre comillas porque ¿quién no ha vivido alguna de esas encuestas de temas que hacen las bandas aparentemente aconsejados por Satanás? Veremos qué sucede. ¡Que comiencen los Juegos del Hambre!

El pogo no amainaba y nadie tenía planes de que eso pase. Igualmente, “Chala” y “Agua te pido” lo iban a impedir. Para reforzar esta intención, llegaba el turno de “Baila como Puede”, uno de los hitazos de Átomos, el último disco de la banda. Manos en el aire, sonrisas al cielo, cabelleras descontroladas, caderas que se movían como si no hubiera mañana. Cada uno bailaba como podía. Y encima, desde el escenario te gritaban 'Gózalo, Gózalo, la alegría de esta canción'. ¿Cómo íbamos a desobedecer?

Pero como todo tiene un final y al día siguiente la banda se iba a estar presentando en Auditorio Oeste, llegaba la hora de irnos a la cama. Como unos niños, hicimos berrinches cuando desde el mismo lugar que hace minutos nos incentivaban, ahora nos mandaban a dormir porque traían “El Alba”. Indignados, mientras la banda se despedía, algunos arrancaron a cantar. Y luego se sumaron otros y otros y así, todo El Teatro Sala Ópera cantaba “Sin Pensar” a un tono que pareciera que salía de los parlantes. Y a este último canto, se le sumó la banda, poniéndole la frutilla al postre de una noche que uno quisiera repetir una y otra vez. ¿Tan así? Sí, porque Caracol es como un cargador de energía. Te enchufa y te deja al 100%. ¿Y a quién no le gusta estar con las baterías al 100%? Les recomiendo que si tienen la oportunidad, no la desperdicien. Ir a ver a Caracol a Contramano, como dije al principio, es diversión asegurada. ¿Quién no va a querer seguirle el paso?


Fotos por Mica Ridiero.

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