Entonamos versos de revolución
En mis delirios de citar a la Real Academia Española para hacer una crónica, les voy a contar lo que ésta entiende por revolución: '(…) Cambio profundo, generalmente violento, en las estructuras políticas y socioeconómicas de una comunidad nacional. Levantamiento o sublevación popular. Cambio rápido y profundo en cualquier cosa(…).' Pero hoy en día no es necesario realmente acudir a un “mata burros” para saber o por lo menos hacernos la idea de qué se trata cuando se nombra la palabra en cuestión. Hoy en día, en muchas -afortunadas, creo yo- almas, vemos el sentimiento de revolución y cómo este se exterioriza: desde revelarse contra algo cotidiano, como que la mujer tiene que esperar al hombre con la cena hecha, hasta ir a plantarse enfrente al Congreso con carteles para que no se apruebe una reforma que se le estalla de la risa a todo aquel que no sea un empresario.
Las revoluciones perduran en el tiempo porque una vez que se ve que unos u otros pueden lograr algo mediante ella, el deseo de seguir combatiendo por un fin (cuando sea bueno, claro), se mantiene y se contagia. Está latente. Y la revolución se siente, se hace y se defiende todos los días, en todo momento.
Sin dudas, de lo que más me llamó la atención de La Chancha Muda, fue justamente esto, encontrar esa palabra en sus canciones. La claridad de sus letras muestra la realidad tal cual es; una realidad que mayoritariamente, no es justa. Una realidad que se quiere cambiar. Una realidad que nosotros, si nos comprometemos, podemos modificar o impedir que se transforme para mal. Porque nosotros somos la revolución. Y esta banda, te invita a ser parte de ello. En cada grito.
El sábado 17 de marzo, la calle Niceto Vega del barrio de Palermo se llenó de revolucionarios que en breve iban a agotar The Roxy Live, en un suceso que iba a hacer historia en el mundo del under. Pasaditas las 9 de la noche, la intro iba acelerando los corazones que iban a estallar cuando La Chancha Muda saliera al escenario con “No Me Digas”.
En líneas con lo que mencionaba, más adelante “Mar de fueguitos” te recuerda eso: que somos todo eso que no quieren que seamos y contra eso nos revelamos, contra todo aquel que pisotea la idea de igualdad, contra todo aquel que se olvida del otro. Y no se va en contra por el simple hecho de comportarnos como unos adolescentes rebeldes, se resiste porque hoy por hoy no hay otra forma de que no te pasen por encima. Somos soporte, somos aguante y no toleramos vivir expectantes porque “Resultará” más fácil hoy mirar para adelante, resistir y aguantar, que sentarse a esperar que algún día el tiempo vuelva para atrás o a que otros interfieran por mí.
Las luchas incluso pueden suceder en el entorno de uno, por ejemplo oponiéndose contra el caretaje, como exclama “La Escena”; y qué feliz me puso ver como volaban brazos señalando o agarrando a otro al grito de '¡procuraré tener siempre a lxs pibxs!'. El pogo se mantenía vivo durante “Asfixia” pero bajó un poco durante “Tus Aires”, donde cada vista apuntaba al escenario del que emanaba.
Esta banda viene hace bocha de tiempo y si aún perdura es porque se habrán dicho 'sigamos soñando que el sueño quedó'; porque se atrevieron 'a caminar por la cornisa de una vez, con la frente en alto y sin mirarse los pies'; porque llevaron esos versos de “Conejos” y “Pueblito” a su proyecto. Porque sabían que esta estrella podía brillar, aún ante las miradas apagadas de “Los demás”. Incluso quizás por la terquedad de ir siempre en busca de eso que no puede tener, como cuenta “La penitencia de la mosca”.
Entre canciones, desde la voz principal se agradecía al público porque "es hermoso estar así rodeados, lleno de gente". Y luego del grito de "¡esto es La Chancha Muda!", comenzó “En Medio de la Tempestad”.
Es indescriptible todo lo que vino a continuación. Los instrumentos no tienen que sonar más de dos segundos que ya se te pone la piel de gallo mientras empezas a buscar entre la marea a aquel con quien querés cantar “Policarbonatos de Plutonio”. Y todos tienen su razón para hacerlo, porque querés encontrar a ese alguien al que se dirige el “acá abajo, vos y yo” y llevarse el mundo por delante lxs dos.
Y bueno… después todo se descontroló. No importaba cuan avanzada estaba la lista, no importaba cuanto faltaba para su fin. Estábamos en bolas (cuasi literal) y de fiesta desenfrenadísimos con “Un Viajecito”. En el medio de “Trastornado”, se declaró en vivo uno de esos mensajes que regularmente se leen en las redes sociales de la banda. Gonza (cantante) contó que tenía la idea de nombrar a Santiago Maldonado y Rafael Nahuel pero que nos tuvimos que desayunar con la terrible noticia de que Facundo Ferreyra, un pibe que estaba por arrancar el secundario, fue asesinado por la policía. “No hay explicación, no hay análisis; el Estado y el gobierno avalan esto explícitamente”, decía. Y es verdad: ya no se trata de partidos políticos, de qué bando estás, se trata de cada una de nuestras vidas. Día a día mueren más personas por gatillo fácil que las que nos enteramos. Estoy estudiando abogacía y sostengo firme e informadamente que reprimir delitos no está mal; lo que está mal, es que las fuerzas armadas crean que no tienen límite para ejercer el uso de la fuerza; lo que está peor, es que ese aval, provenga de lo superior de la cadena de mando; y lo que es inconcebible es que en el afán de ejercer el poder punitivo sin control alguno, en la competencia de ver quién tiene la cachiporra más larga, arrastren y dañen vidas con sus malos accionares. Y sobre todo, que esas humanidades permanentemente dañadas, sean de inocentes. Y que nunca nadie sea responsable por esto, la impunidad en su más cruda y máxima expresión.
Pero las luchas son como el Sol, tienen que quemar y más de uno se está levantando frente a esta situación deseando ver como los soldaditos de plomo se derriten al asfalto. Luego de “Un Fuego Sepultado en el Jardín”, seguimos sin tragarnos ni medio respaldados por “Un gran engaño”. Lo que claramente no nos queríamos tragar eran los comentarios de despedida que se escuchaban por los parlantes. Por más que el lugar se hubiera convertido en un sauna, nadie quería que se fuera “La Chancha”.
El bombo golpeó tan fuerte que a cada uno le salió su “Bicho Raro” de adentro. Y así de raros pero felices, nos creímos bailarines y flasheamos danzar la tarantela de “Con los Ojos al revés”. Aunque todas las luces del recinto se prendieran y La Chancha Muda se despidiera con ovaciones incansables del público, ya no se nos podía detener.
Felizmente, abandonábamos The Roxy aquella magnífica noche con otra fecha bajo el brazo. Este viernes 23, se presentan en Guevara Club (Laferrere), en un festival a beneficio del comedor Las Manos Solidarias de La Matanza. Y no se te pide nada más que lleves un alimento no perecedero. Hay gente que entiende que somos todos iguales y se esmera porque sea una realidad. Desde algo que está a nuestro alcance se puede ser la revolución.
Fotos por Mica Ridiero.