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TOBOGAN ANDALUZ: MÁS CERCA, MÁS AGUANTE, MÁS AMOR.

Terminando su gira internacional, Tobogán Andaluz cerró el año con mensajes de aguante y los pasitos de baile de Facu Tobogán. El calor amenazaba con una tormenta que nadie creía que iba a llegar, el viernes a eso de las nueve de la noche en pleno Palermo. La puerta de La Tangente estaba abierta, y se preparaba su interior para recibir la última fecha del año de Tobogán Andaluz, cerrando su gira.


Pasadas las nueve y media, los tranquilos visitantes de La Tangente fueron sorprendidos por la voz aniñada de Tani. Acompañada por Panchito Villa en teclados, guitarra y hasta voz en una ocasión, la niña del corte al mejor estilo Amélie encantó la noche con su voz suave, contando que “lloro, no sé porque lloro” y que “mi color favorito es el naranja”. Presentó unos temas nuevos y, casi sin despedirse y con una vergüenza propia de su imagen infantil, dejó el escenario.

Poco tiempo pasó para que apareciera Tobogán Andaluz, ya con un público de pie y la energía completamente encendida (nadie lo sabía, pero afuera también se activaba la pre- tormenta). Facu Tobogán, voz y guitarra, se apoderó de todo el espacio en un abrir y cerrar de ojos, recordando por qué ver tocar a Tobogán es una de esas cosas que te deja buen gusto en la boca.


Un repaso de sus temas, que fue un viaje entre su más viejo trabajo Corazón Congelado (2011) y lo más nuevo Luz Satelital (2016) fue el programa de la noche. Entre las melodías de “Alfonsina en Marte” y “Siempre Sueño Las Mismas Cosas”, Facu recordó que era el fin de la gira "2 semanas, 3 semanas", que incluyó países como México y Chile, y orgulloso no se olvidó de dejar un mensaje alentador, diciendo que 'acá en Buenos Aires, así todo como están las cosas, es el mejor lugar para estar. Hay que aguantar'.

Si algo quedó claro en Tobogán Andaluz, además de que suenan bien en todo momento, es que les gusta tocar. Facu saltó y se paseó por todo el escenario con más familiaridad que en su propia casa, y volvió a hacer alusión al aguante dedicándole "Esperando la Primavera" al público, 'una canción de amor para aguantar'. Bailó con Manuel, guitarrista, para quien pidió un aplauso especial, además de abrazarse con repetidas veces con Fede, bajista, y hasta tomó los palillos de la situación para tocar la batería por un breve segundo.


Tobogán se quiere, yo los quiero, nos queremos.


Si algo quedó claro, y nadie puede discutir, es que a Tobogán Andaluz le gusta tocar. ¿Dónde? Preferiblemente en La Tangente, ya que, como dijo Facu, 'a mi Niceto no me gusta, es muy cara la cerveza'. El público saltó y armó un agite impropio del ambiente más relajado de La Tangente, haciendo incluso revolear por los aires a algunos entusiasmados que se quisieron subir al escenario (y Facu, obviamente, recibió con un abrazo).


'Vengan un poquito más cerca, péguense más que está bueno' decía la banda mientras Francisco Villa bailaba entre la multitud (y Tani lo miraba de reojo), y tres chicas cantaban a todo pulmón "Rayo de Luz".

La noche seguía y seguía, y lo que amagaba por ser la última canción nunca lo era. La fiesta iba a seguir en Congo, el bar que linda con La Tangente, pero nadie sabía cuando, ya que la música no paraba de sonar y el público de agitar, hasta que de pronto alguien cortó el show y le dijo algo a Facu por debajo, que enseguida pidió que 'vengan para acá porque se está inundando todo'.


Una vez más, la lluvia arrasaba con toda la Capital y La Tangente se inundaba, cosa que a nadie le importó mucho hasta el momento en que Tobogán Andaluz le puso fin a la noche y no hubo más remedio que salir a mojarse. Pero, como aclaró Facu, 'seguimos en el bar de acá al lado. Están todos invitados'.


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