FRANCISCA CUMPLIÓ 5 AÑOS Y LOS EXPLORADORES ESTALLARON
Un festejo explorador en Niceto de la mano de amigos, invitados y buena música.
Con un vinilo, dos discos, invitados y sorpresas, Francisca y los Exploradores se cargó en la mochila una fecha aniversario que, definitivamente, buscaba cambiar el mundo (o al menos, la noche).
El proyecto del cordobés Fran Saglietti prometió una fecha en Niceto inundada de nostalgia, alegría y buena música, y efectivamente, lo logró. Con artistas invitados como Juan Mango, vocalista de Usted Señalemelo, El Zar y Lisa Cerati como musicalizadora de la noche, festejar los cinco años y un vinilo era, como menos, una excusa.
Era jueves y la entrada de Niceto empezó a vivir la energía de una fiesta exploradora a eso de las ocho y media de la noche, cuando un extravagante personaje con micrófono comenzó a anunciar que había arribado el circo de las atrocidades. Dos gemelos, la mujer barbuda y un mago que entretenía a los que esperaban pacientemente en la fila fue el preludio de un festejo que dejó a Francisca con el corazón contento, y a los exploradores con una satisfacción completa.
Entre artista y artista, la música de la mano de Lisa Cerati hizo mover las caderas al ritmo de clásicos como Mil Horas de Enanitos Verdes. Fue El Zar el segundo y último en presentarse antes de Francisca, con Facundo Castaño Montoya en voz, guitarra, programaciones, sintetizadores y Pablo Gimenez en guitarra, bajo y programaciones.
Francisca apareció en escena con sus exploradores, vals de fondo, saludando y vistiendo un largo vestido blanco, su característico sombrero y un collar en forma de caballo del cual había venido hablando bastante por sus redes sociales. Saludó, sonrió y se desplazó por el escenario hasta que dio comienzo al show.
De momento a otro, “Solo Hoy” se transformó en el himno nacional, después de que “Para Siempre” moviera los corazones. Se bailó, se cantó, se coreó. La oscuridad se hizo presente para dar paso a un rayo de luz blanquecino que solo iluminó a Fran, cantando fuerte pero suave (si eso es posible) “Uno”.
“El otro día escuché que decían que el rock nacional estaba muerto,” comentó entre canción y canción, y el show pareciera que fuese una respuesta a dicha opinión. No, claro que no está muerto.
No faltó un “macri gato”, ley motiv que ya se está haciendo obligado en un gran número de shows del under, a lo que el público contestó con un coreo (y algunos entusiasmados siguieron por un buen rato), viso político que se volvió a vivir más tarde de la mano de un cover de Alta Suciedad de Andrés Calamaro. Que la política enerva a las multitudes, es cierto, qué hace en medio del show, todavía queda la respuesta pendiente.
Fran se detuvo en medio de la velada para mirar al horizonte y decir con una voz cargada de emoción un “gracias guachos por venir. Enserio, esto es un sueño para mi”. Y sí, era fácil créele, porque desprendía alegría y cantaba como nunca.
El intervalo, o lo que Fran llamó “el tiempo para ir afuera y fumarse un puchito”, llegó no sin antes una vuelta del cantante por entre la multitud, cantando tete-a-tete y emocionando a unos cuantos antes de irse, y darle lugar a un grupo de enérgicos bailarines que, con trajes fluorescentes y globos gigantes, no tardaron en ponerse a bailar.
Quizá lo mejor que describa el aniversario de Francisca fue la palabra amistad, una amistad clara entre todos los que allí estaban, desde los grupos del público que le gritaban “te amamos, Fran, sos groso”, hasta los inesperados artistas invitados, como el caso de LOUTA, Marilina Bertoldi presentada por el mismo Fran como “la mejor guitarrista de la Argentina”, entre otros. Amigos los de arriba del escenario, amigos los de abajo del público, y amigos entre ambos, porque la música todo lo puede y de pronto, mientras suena “Aspirina”, somos todos exploradores de un mismo grupo.
La noche parecía no cerrar nunca, hasta que Francisca anunció que eran los últimos dos temas. Aunque sin la voz de Adrián Dárgelos presente, y sin que la ausencia influyera de ninguna manera, “Quedate” cerró una noche de alegrías, memoria y nostalgia, llenando los corazones de todos y cada uno de los exploradores.
Fotos por Lucas Martorell