Tres bandas, dos días, una sola fiesta
No somos nada hizo historia en Mutar Bar (Avellaneda). Se animó a un doblete bajo la consiga #EstamosUnPocoMásHumano donde se viviría dos noches a pura fiesta haciendo un recorrido por toda su discografía. Contaron con el apoyo y la participación de dos bandas hermanas: Cuesta Arriva y Alma Bouquet.
Las expectativas eran altas y el resultado, lo fue aún más.
La Real Academia Española define “intrigar” como “inspirar viva curiosidad”. Su sustantivo, intriga, es lo que generó aquel post en las redes sociales de No Somos Nada que indicaban “28 y 29 de Julio. Próximamente, más novedades”. Lo que se hicieron desear esas novedades, por favor.
La misma institución define “esperar” como “creer que ha de suceder algo, especialmente si es favorable”. Siendo parte del mundo de No Somos Nada, todos los eventos son favorables a uno. Así que bueno, no quedaba otra que esperar.
Hasta que al fin llegó. Las buenas nuevas estaban aquí. “Entusiasmo”, explicado por la R.A.E. como “Exaltación y fogosidad del ánimo, excitado por algo que lo admire o cautive”, fue lo que muchos vivimos al enterarnos que el 28 y 29 de Julio, los oriundos de Bernal iban a llevar a cabo un doblete en Mutar Bar (Avellaneda).
El plan consistía en presentar en dos días casi toda la discografía de la banda. ¿Cómo se ejecutaría? El 28 de Julio, “los hermanos” de Cuesta Arriva abrirían paso al primer disco de NSN, Estamos, con el bonus track del EP 7 años 7 sueños; y el 29 de Julio, las puertas estarían a cargo de otra banda hermana: Alma Bouquet, seguida del segundo trabajo, Un Poco Más Humano, y el tan extrañado EP, Mosaico.
Todo ello iba a ser llevado a cabo por las siguientes personas, a quienes me parece incorrecto designarles un instrumento específico porque son todos artífices de todo, pero lo haré para ubicarlos un poco. Ellos son: Claudio Sobrero (bajo y coros), Luis “Topo” Córdoba (vientos, aparentemente también guitarra acústica y, ocasionalmente, percusión), Fernando “Pichi” Bonilauri (el 10 de la percusión), Mateo Matarazzi (batería y motor de la banda), Luciano "Lucho" Torrisi (guitarra y coros) y Marcos Matarazzi (voz, guitarra, quena, charango, vos nombralo).
En resumidas cuentas, sería una fiesta, dos noches, un recuerdo para toda la vida. Pero como para eso estamos, vamos con el lujo de detalles.
Como fue adelantado, el inicio de aquel viernes a la noche fue de la mano de los pibes de Cuesta Arriva, a todo ritmo con “A Verte” y “Antes del Sol”. Haciendo un breve repaso por sus dos discos, tuvieron agraciadamente en cuenta temas como “Atnapirus” y “Rockanrolen”, entremezcladas con el famoso "Pregúntame" y el hitazo "Boomerang"; cuatro de los temas más pedidos. Nos hicieron bailar asimismo con “El Futuro del Pasado”, “De Regreso”, “Country” y “Domselaar”.
Finalizado el show, tuve la suerte de escuchar conversaciones (ajenas…) en las que había mutuo acuerdo sobre la gran música que pasó y lo bien que sonaban los artistas sobre el escenario. Por mi parte, coincido en que los quilmeños a través de sus pegadizas letras y enérgicas melodías, contagiaron las ganas que emanan de vivir la música, de disfrutarla.
Estaremos tachando (porque aparentemente de eso se trata este ambiente), los días hasta su próxima presentación en honor al octavo aniversario de la "invalawe" banda, que tendrá lugar el 29 de septiembre.
Ahora sí (¡y al fin!) la trompeta del Topo indicaba que se venía a la carga “Hablando de Sueños”. Ésta, fue seguida de 'una que les debíamos…' como dice Marcos y escuchamos “En Mi Mayor”.
Ese día despertamos, como cada día, dispuestos a disfrutar nuestras vidas; sí, fue difícil salir de nuestras camas pero “Murga de la TV” y “Otro” esa noche en Avellaneda, nos llamaban.
Continuando con este primer bloque que expuso únicamente el primer disco de la banda, siguieron, “Perderme”, “Chacarera del Desamor” y “Andamos” y un tema que tiene 8 años ya pero que no pasa de moda, como ese sentimiento que en nuestro camino desafortunadamente nos ataca, el “Malestar”.
“A Contra Luz” y “No Somos Nada” dúo cantado a todo pulmón y al unísono en el ambiente, trajeron consigo “Te Busqué” y “Encuentro en Cajamarca”. Poco antes de empezar “Luz”, el cantante declara que 'vengamos de donde vengamos, somos la tierra que pisamos'; no quiero dejar de recalcar la sorpresiva versión que hicieron del tema, que me generó una montaña rusa que solo subía, subía a un potente rock.
Siguiendo con su fiel estilo y haciéndonos reflexionar entre temas, Marcos dice que estos son tiempos difíciles, que somos responsables de construir la “Esperanza” y debemos hacerlo entre todos. Si somos dos, capaz después seamos tres por alguien que vos conoces y ese acto se contagia; entre todos, sumamos y podemos producir el cambio. Culmina la etapa con “2, 3, 10” y “Maté”.
En lo personal, el momento más sentido de la noche estuvo a cargo de “Canción para despertar a Joaquín” y “A Veces También”. El público se veía abarrotado de abrazos, una moneda muy corriente en los shows de la banda.
El encargado de poner en pausa la celebración hasta la noche siguiente fue “Ska de los Pibes”, que puso un seguro “Continuará” entre los asistentes.
¡Y cómo continuó! El frío no cesó pero a "La 45" y a "La 2,3,10" poco pareció importarles. La previa siempre presente palpitaba la culminación de tan lindo doblete que se había gestionado y nos tenía impacientes a más de uno. Pasadas las 23 horas, Alma Bouquet fue la encargada de dar inicio a esta segunda y última noche a puro agite y amor. Con esas dos palabras me atrevo a resumir lo que fue ese 29 de julio en Mutar Bar. Agite y amor.
La setlist de la banda invitada nos paseó de lo lindo, no solo en cuanto al recorrido por toda su discografía, sino que también las emociones eran tan variadas y encontradas que esa noche entendí por qué "La 45" tiene tanto aguante, no cualquier persona puede aguantar tanto vaivén de emociones. Entre risas y baile sonó "El tiempo no es ayer"; entre muchos abrazos y hasta cartel de "temazo" llegó "Específico"; también se hicieron presentes los más viejitos como "Infortunio canalla" y "Soñadores en olvido", este último haciendo alusión a los pibes de Cromañon y acompañado del "a estos pibes los mató la corrupción".
"Apóstoles ateos" tuvo su espacio, al igual que "De perros y proezas", "Preguntas en presente" y "Final del juego". Increíble como apenas diez canciones fueron suficientes para darnos cuenta -nosotros los que recién entramos a este mundo, su mundo- de qué va Alma Bouquet. Una banda comandada por Marcos Scarelandi cuya voz es implacable. La fiereza tanto arriba como abajo del escenario parecía innata. Y esto fue más que apreciable en una de las canciones mas significativas de la banda, "Corceles" aquí los abrazos se multiplicaron, a tal punto de crear un abrazo grupal al grito de "Alma se vuelve mas que la eternidad" seguido de un pogo.
El cantito que nunca falta, esa noche tampoco faltó: "Que lo vengan a ver, que lo vengan a ver, es La 45 que está alentado a Alma Bouquet" y vaya que alentaron. La encargada para cerrar la lista y para dar por finalizado el paso de la banda -que se presentó por primera vez en Avellaneda-, fue "De estanques y banquinas". Y entre dientes apretados que brillaban de a montones, claro que nadie iba a osar arrebatarles las canciones.
Los invitados dejaron más que caliente el escenario y el recinto. Ya estaba todo listo para que No Somos Nada salga a escena y demuestre una vez más que no solo brillan bajo el escenario como simples mortales, sino que también lo hacen sobre el escenario como excelentes músicos.
Una vez más el Topo y su trompeta fueron los encargados de disparar el primer tema -del arsenal en forma de canciones que tenían preparado- titulado "Límites". Los saltos y aplausos que no iban a cesar durante toda la noche, llegaron con esta primera canción y continuaron con "Solo adiós".
De la mano de Lucho llega a nuestros oídos "La intranquilidad", y sin dar respiro el micrófono pasa rápidamente a manos de Claudio para interpretar "Siento".
"La 2,3,10" era fiesta, era alegría. Esa noche tuvo un qué se yo, que nos permitió a más de uno dejar las asperezas de lado y disfrutar como se debía.
Fue el turno de "Ánimo" este tema que nos deja un claro mensaje: creyendo y soñando, solo así somos lo que queremos. ¡Ánimo que podemos! Y sin demasiado preámbulos, suenan "Dejarse llevar", "Zamba para Camila" y "Con los pies mojados" nos tiran un tres al hilo de esta magnitud y no nos quedó otra que bailar. Tres ritmos diferentes (cumbia, zamba y chacarera) en menos de diez minutos, preguntanos si jodemos. Globos, bailecitos en pequeños y grandes grupos, risas y otra vez esta palabra: alegría. Así se vivió, así se disfrutó.
Promediando la lista llega uno de los temas preferidos por el público "Desandando" y esa noche todos jugamos a ser niños y dejamos que No Somos Nada nos sorprenda, porque a pesar de que los veamos tan asiduamente, tienen la magia suficiente como para sorprendernos una y otra vez. Esta última canción a más de uno hizo llorar y como para que lloremos con más ganas, Claudio interpreta a mi entender una de las canciones más lindas de la banda. Yo no sé si es la pasión con la que la canta, o qué, pero cada vez que suena "Momentos", el tiempo parece detenerse. Entre más lágrimas y abrazos tan sentidos, parecía que la noche se venía a pique, pero no. El repertorio evidentemente estaba estratégicamente armado, porque cuando parecía que nos echábamos al piso a llorar, arranca con toda la furia "Rojo", seguido de "Somnolencia". Fiesta, fiesta que fantástica esta fiesta. Pogo y más pogo, el descontrol siempre tan propio de la hermosa "2,3,10" otra vez invadió Mutar.
También hubo espacio para canciones más nuevitas como "Jaque mate" con dedicatoria y todo, la novia del bajista, una afortunada de aquellas. Pasado el momento cursi llegó el momento de uno de los himnos de la banda, decime ¿a quién se le puede ocurrir componerle una canción al mate?, pues a No Somos Nada, a quién más si no. Suena "88°" y ahí te das cuenta que podes amar a la banda tanto como a una tarde soleada tomando mates en una plaza.
Y al cantito de "Y dale dale dale dale dale No, dale No, dale No" trae la fiesta -una vez más- "Carnavacum", que es uno de los cuatro elegidos para darle cierre a este repertorio con casi 20 tracks. "Tal vez" y "Soy" nos hacen liberar nuestras últimas energías. Nuestro casi último aliento quedó ahí; digo casi porque obvio que nos guardamos lo mejor para el final. "Un poco más humano" himno de No Somos Nada, sí lo acabo de declarar yo, fue el gran ganador para dar por terminado este doblete que, como anticipé, fue a puro agite y amor.
Y no podían faltar por supuesto, las palabras que Marcos Matarazzi nos regala en cada presentación; su clara visión del mundo que nos rodea y nos alienta a comprometernos con él. Miremos siempre al de al lado, ayudemos al otro que así estaremos construyendo un lugar mejor. El compromiso debe ser nuestro, los frutos serán compartidos. Y una vez más estamos listos para volver a casa convencidos de que estamos en el camino correcto.
Se notó el esfuerzo de las tres bandas, el cariño entre ellas, el respeto. Todas tirando para el mismo lado, para arriba. Dejando en el camino lo malo y solo enfocándose en lo que los hace feliz, hacer música. Y teniendo bien en claro una cosa: a las bandas solo las ayudan las bandas.
Así, sin más, llegó el final. Y un año después se volvió a copar Mutar, pero esta vez dos noches seguidas. Un año después están los mismos que supieron estar, esos que nunca se van a ir. Un año después se sumaron otros locos y estamos todos yendo por el mismo camino y no importa cuál sea el destino, disfrutamos el paso a paso: ese es el desafío. Veremos dónde estaremos dentro de un año, creo que nadie lo sabe. Lo que sí sabemos es que donde sea que nos toque estar, vamos a estar siempre, un poco más humanos.
Fotografías por Mica Ridiero, Aye Romano y Tatiana De Moura.