Convertir las palabras en hechos y los hechos en canción
Por 11vo año consecutivo, la ONG TECHO realizó una colecta anual. Ésta colecta es uno de los distintos modos que tiene la organización, para financiar las actividades que realizan en 10 provincias del país. Una vez más, invitaron a Inmerso para dar cierre a los tres largos días de buscar el aporte de la gente, para modificar la cruda realidad que se vive en los asentamientos informales.
El domingo 7 de mayo me encontró desayunando temprano e hilando en mi mente: "Domingo. Colecta TECHO. Lluvia.”, pensé. “Lluvia otra vez”. Es que el año pasado, sucedió exactamente lo mismo, suspendiendo lo planeado. Pero ahora encontramos refugio. Se iban levantando los distintos puntos de recolección esparcidos en Capital y alrededores, y empezaban a aparecer los primeros voluntarios a El Emergente Bar (Almagro), cansados -y empapados- pero felices.
Pasaditas las 20hs sale al escenario Inmerso, al ritmo de “Amore” y ¡con nueva formación! ¿Quién será aquel que está atrás de ese casco con su bajo colgado? Lo sabremos más adelante, pero no antes de escuchar “Lo mejor del mundo”.
Siguiendo la temática, la canción que viene no podía faltar. “Tierra y Libertad”, cuenta Álvaro Vara (voz), fue nombrada en honor a un viejo barrio en el que se trabajó con TECHO y donde él fue voluntario. Grita y siente “viví la intolerancia y viví la comprensión, viví la militancia desde el lado de la acción (…) borracho desafío a revertir la realidad”. Corrección: grita, siente y hace. Y quiere que lo copiemos.
No sólo cambian las luces, sino también cambia de lugar Ezequiel Poli (baterista). Se aparta del bombo y el platillo, toma una guitarra acústica y le pone voz a “Entero o a pedazos”, de Catupecu Machu.
Continúa la velada y Alva expresa que vivimos en una sociedad con muchos prejuicios y que a lo que “Desenfreno” apunta es a oponernos a ello, a romper esas barreras creadas por las opiniones anticipadas. No sólo la letra es pura y reflexiva en sí, sino que está impecablemente acompañada del solo de guitarra de Agustín "Cuchu" Reydó, que nos va a transportar a otra galaxia, llevándonos a querer liberar esas ganas de hacer lo que a nosotros se nos cante.
Luego suena “El Rumbo de la Historia”, homónima del primer disco de la banda, que indica que “con las manos sucias, pero el alma limpia, hay que involucrarse. Para sacar a alguien de este sucio barro, hay que embarrarse (…). Te juro no es joda, quiero cambiar el rumbo de la historia”. Realmente, creo que las cuatro paredes del bar contenían gente que estaba ahí por ello, porque creen que se puede transformar la realidad y eso intentan. Es así que saben y confirman que “un sábado de construcción no es lo mismo sin la guitarra”, como cuenta el cantante y le da el lugar a Cuchu para que haga “Seminare”, de Serú Girán.
Antes de que arranque “Ciruja”, presentan al nuevo dueño de las cuatro cuerdas inmerseras: Lucas Morel Dioca (bajo), quien se unió hace tan solo unas pocas semanas y ni se notó. La comodidad y el desempeño en el escenario opacó los nervios que tenía por su primer show.
Llegando al fin de una fiesta como la que estamos acostumbrados viniendo de Inmerso, suena “La Palabra Libertad”, que demuestra, sin dudas, que lo que nos va a regalar la banda en el disco que se acerca, equivale a calidad, compromiso, pasión y amor por lo que hacen. “A seguir creciendo, a seguir sumando y a seguir siendo nosotros mismos. ¡Muchas gracias!”.
Fotos por Sole De Paoli.
Próxima presentación de Inmerso: 19 de mayo en Yira Yira - Ramos Mejía.
