BLERG: MÚSICA INTERGALÁTICA
Un metal con tintes de punk suena en el corazón de BLERG, una banda que no hace música, sino que viene a destruir el planeta tierra.
Quizá haya sido el efecto de la noche, o del alcohol, o de algún tipo de magia negra que desconozco, pero toparme con BLERG fue, sin duda, una experiencia que sólo puede ser descripta en una palabra: de otra dimensión.
“Seguramente nos encontraste realizando un ritual faggotiano clásico, que es gritar bien fuerte por la ventana el nombre,” me explica Squllfagg, vocalista de BLERG y quien se encargó de la entrevista.
Ritual o no, es claro que BLERG se presenta como algo completamente alternativo y diferente a lo que está acostumbrada la escena musical. A los que les guste aventurar en géneros más pesados y creatividad musical en su máxima expresión, esta parece ser, sin dudas, un obligado.
Si de influencias musicales se trata, lo que muchos calificarían como “ruidosos” no es más que metal con tintes de punk pero, como me corrigen, ellos prefieren llamarlo metal intergalácticovillerdefiesta.
Cuando les pregunto por qué tocan, qué música les influye, contestan que no saben que es la música: lo suyo es agarrar instrumentos para crear sonidos que ayuden a ambientar las matanzas realizadas a su paso.
BLERG se formó en el año 2015 (o 87543981284618235432603946734392635632,004 años interdimensionales, como ellos prefieren decir), y hoy en día está compuesto por SaVage Zombiestein, el travesti intergaláctico más sexy que pueda alguien conocer (si alguien tuvo el placer de conocer un travesti intergaláctico, claro) en el bajo; Meatbag Bonechewer, un cyborg proveniente del planeta Carnix, en la guitarra y el más sangriento de los Carnixes que pueda haber; Squllfagg, campeón del planeta Faggotia, en voz; y Doometalysk, el destructor, gran demonio de Helltopia y baterista.
Una serie de situaciones que ellos describen como una devolución a su dimensión por una borrachera de SaVage, quien pronunció el ritual de des-invocación, pero que posiblemente sea un desentendido interno en la banda o, simplemente, caminos diferentes, dejaron a BLERG sin su baterista. Por lo que hoy en día, se encuentran en la búsqueda de alguien que lo reemplace. O, mejor dicho, están en plena invocación de un nuevo rey de los platillos, redoblantes y bombos.
Verlos tocar es una experiencia, sin duda, de otra galaxia: sus atuendos, su energía y su forma de desenvolverse en el escenario dejan en claro que no vienen a hacer música, sino que vienen a conquistar todos los oídos humanos posibles. Humanos que, como explican, los han disgustado tanto que decidieron venir a la Tierra para disfrutar de su aniquilación.
Pero no todo es tan sencillo de explicar.
Ante la pregunta sobre la importancia de la puesta en escena, Squallfagg responde: “Cuando decidimos realizar una aparición pública masiva, simplemente somos nosotros dentro y fuera de donde se encuentren los elementos productores de sonidos destructivos de oídos humanos, ya que para que nos hagan daño a nosotros deberíamos tocarlos unas 9001 veces más fuerte”. Se pone un poco más serio, y agrega: “Mismo usted no está a salvo de nuestra conquista”.
Por momentos, la entrevista se vuelve una distopía propia de una película de Stanley Kubrick, y ya no logro estar segura si estoy entrevistando, o fui succionada por algún tipo de encantamiento que me transportó a otra dimensión.
BLERG tiene material propio, todas las canciones que tocan son de su propia autoría, exceptuando un cover de 30 segundos de Put More Pistach de Femur. Para seguir avanzando en su futuro musical, la banda presentará su primer EP en el mes de Mayo, con cuatro canciones inéditas.
Una banda con personalidad propia y algo que no todas ofrecen: una historia para contar. Para bien o para mal, es indudable que BLERG ofrece de qué hablar, desde su puesta en escena hasta sus canciones. Pasando por el comentario del cantante que me pide, por favor, que no se me ocurra “llamarlo por su nombre terrestre”.
Más allá del metal que suene en sus melodías, un género que muchos miran con desconfianza, BLERG merece atención por el gigante de historia que cuenta. Y si hoy les preguntan, a qué suena BLERG, posiblemente respondan que eso es una respuesta obvia: "¡SONAMOS A BLERG! Ya que nos gusta la cerveza fría, los sonidos fuertes y los homosexuales locas locas".