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No Somos Nada, crónica de una fiesta anunciada

El pasado sábado 12 de noviembre No Somos Nada festejó sus siete años de trayectoria en el mítico Uniclub, pleno barrio de Balvanera. Fue emoción, fue fiesta. Ahí estuvimos presentes y acá te lo contamos.


Desde hacía varias semanas las redes sociales explotaban anunciando este fechón. Twitter, Facebook, Instagram, WhatsApp, y muchas más. No quedó rinconcito en la web sin llenar. Flyers que iban y venían. Audios. Videos. Fotos. Cuenta regresiva. Delivery de entradas y un sin fin de etcéteras.


La movida denotaba una gran fiesta gran, y fue acá donde el sueño se empezó a hacer cada vez más palpable, cada vez más real.

A las 20 hs. daban puertas pero la cita sobre Guardia vieja al 3360 se había planeado para las 17 hs. (Si estábamos manijas que no se note).

Las condiciones climáticas eran ideales. A la sombra de un día casi veraniego empezaron a llegar los primeros pibes y pibas, y junto con ellos los primeros abrazos y risas se iban acomodando para no irse más. Algunos llegaban solos, muchos otros acompañados. Unos llegaban en subte, otros en bondi y no falto aquel que vino en micro. Sí, en micro. De lejos, por esto, para esto. Era el cumpleaños de la banda, "¿Querían fiesta? Van a tener fiesta", parecían gritar los ojos de cada uno de los que iban llegando. Caras nuevas y caras ya reconocidas se hicieron presentes. Entre abrazos, risas histéricas, nervios, ansias y un poquito de alcohol, las horas fueron pasando y el inicio de esta gran noche se hacía inminente.


Los encargados de abrir la noche fueron los amigos de Antagonistas. A puro rock, la banda oriunda de Capital Federal y liderada por Matías Lerma calentó gargantas y motores (que para el caso son lo mismo) de su público de siempre y los que se iban sumando de a poco.


El tiempo no se podía dilatar más, ya era el momento y todos lo sabíamos. La ansiedad nos estaba matando y necesitábamos estar más vivos que nunca. El reloj marcaba la hora, pero no era exacto. De hecho a nadie parecía importarle nada, solo que ese maldito telón se abra y poder estallar Uniclub de una buena vez.


Murga de la tv fue la responsable de dar inicio a este cumpleaños tan esperado, tan laborioso. A este sueño hecho realidad. Entre globos, banderas, papelitos y gargantas estalladas, la fiesta a la que Marcos Matarazzi (voz, guitarra y charango) le daba palabra y entoncación, ya estaba acá, entre nosotros. Ahora solo restaba disfrutar. Y eso fue lo que mejor nos salió.

En apenas 7 temas la banda oriunda de Quilmes nos dio cátedra de sueños y esperanzas. De lucha, de amor y fuerza. Ellos te cantan la justa. Si nunca presenciaste un show de estos pibes entonces dejame decirte que te estás perdiendo de mucho. No somos nada es de esas bandas que te patea el tablero y se banca la que venga. De repente uno se convierte en un yenga emocional. Se te caen todas las piezas y te obligan a reordenarlas, pero obviamente ahora es diferente. No somos nada te invita a pensar, cuestionar, superarte y sobre todo SOÑAR.

Con frases como “Animándome a poner el pecho contra todo riesgo, aprendiendo el arte de vivir” o “Vamos todos vamos caminando, abrazados viendo como el mundo se cae a pedazos, hoy vamos a cambiarlo”, No somos nada no te dice intentémoslo, No somos nada te dice HAGAMOSLO.


Acercándose ya a la mitad de la lista llega el momento del primer invitado de la noche. Sube al escenario Bruno Perassolo, cantante de Cuesta Arriva, para hacer Sólo adiós. Explota Uniclub, una vez más. Ya perdí la cuenta de cuantas van. Esto no da más de perfecto. La 2,3,10 (seguidores de No somos nada) no dejaba de agitar ni un segundo. Con cantitos tales como “Y ya lo ve, y ya lo ve, es la famosa 2,3,10” y por supuesto el “Que los cumplas feliz…” una y otra vez hicieron vibrar Uniclub durante toda la velada.


Llegó el turno de Desandando y ya se podían visibilizar las primeras lágrimas de la noche en el público. Miradas que se buscaban y brazos que se entrelazaban con un amor que nunca deja de sorprender.

Para sacudir un poco tanta emoción Marquitos nos hizo explotar con Rojo acompañado de Maximiliano Giménez, vocalista de El delirio de la Parca. Si lo que te gusta de un recital es el pogo, este tema es para vos. Rojo la descosió como nos tiene acostumbrados.

Pero como los shows de No somos nada son una montaña rusa que sube y baja todo el tiempo. Llego una canción para emocionarse. La que tanto se hizo rogar, la que tanto esperamos muchos de nosotros. Al fin llegó.

Claudio Sobrero (bajista y segunda voz) tomó el mando y nos desordeno los órganos al ritmo de Momentos. Entre el público se escuchaba la reacción a los primeros acordes: “Noo boludo, me muero”, “Ay voy a llorar”, entre otras. Acá los abrazos se multiplicaron. Y las lágrimas volvieron a brotar. Agradecidos y emocionados hicimos de esa canción un momento inolvidable.

Creemos que Claudio un poco nos quería deshidratar así que al hilo tocaron Jaque Mate (canción que aparecerá en el próximo disco).


Llegó el momento de Luz, toda la 2,3,10 sentada en el piso disfrutando de esta canción que nos sacude la cabeza. No nos olvidemos que somos hermanos, abramos los ojos y démonos cuenta que nos estamos maltratando, nos dice.

Las lágrimas no solo fueron del público. Arriba del escenario tampoco las podían contener. La emoción que nosotros, su motor, les estábamos provocando se podía ver reflejada en sus ojos. En sus sonrisas. Con decirles que hasta dejamos sin palabras a Marquitos que suele hablar bastante en cada presentación. Charango en mano se limitó a agradecer por hacer realidad este sueño que hoy nos pertenece a todos. “Hoy son pocas las palabras, hoy hablan las canciones”. Y no solo hablaron, también nos abrazaron.


Suena Canción para despertar a Joaquín y otra vez el público enloquece. Marcos dedica la canción a una futura mamá, y la aconseja “Acordate de decirle esto Cintia: vas a ver qué lindo es caminar por la vida, habrá unos mil tropezones, algunas caídas. Vas a tener alegrías siempre que las busques, vas a tener que luchar por lo que más te guste” y explota Uniclub otra y otra vez. Los coros de Luciano Torrisi (guitarra) son cantados a garganta viva por el público. Todos parecen querer apurarse y que llegue el momento de poder gritar “CREE Y SOÑÁ”. Porque al fin y al cabo bajo ese lema nos movemos.

La 2,3,10 entendió desde el segundo cero que No somos nada es sinónimo de sueños, de creer y hacer. Ese era nuestro momento. Y lo gritamos con nuestros últimos ápices de voz.


Nos reservamos las últimas energías para bailar al ritmo de 88° y Carnavacum. Qué cosa hermosa sos NSN, siempre pensando en aquellos que queremos mover el bote. La única crítica para hacerles es que la próxima metamos alguna cumbia. ¿Dale que si? Ay que difícil se hace separar el fanatismo de la labor. Perdón.


Se acercaba el final y si pensaban que no podía ser mejor la lista, les digo que sí. Suena Ska de los pibes y al igual que Homero sin tv y sin cerveza, la 2,3,10 perdió la cabeza.

El tema elegido para dar cierre a semejante fiesta fue Hablando de sueños como no podía ser de otra manera. “Sueño siempre sí, pero a condición de creer que el sueño llegará. Sueño serás real” y fue real nomás.


Una vez abajo del escenario y fuera de Uniclub la fiesta siguió. Luis Córdoba se calzó la guitarra y con percusión en manos de Fernando Bonilauri se sumo Marcos, y nos regalaron unas canciones para acompañar el camino a casa. Fue así que no nos quedamos con las ganas de escuchar Soy, Un poco más humano, A veces también, Chacarera del desamor y Con los pies mojados, ésta última vino acompañada de una chacarera protagonizada por el mismo Marcos Matarazzi y una señorita que se copó también.


Así sin más con la luna de testigo, No somos nada dio fin al festejo de sus 7 años en el marco de una noche mágica. Coronando así un año de crecimiento indiscutible. Hay historias que merecen ser contadas y esta es una de ellas. Vamos por muchísimos años más, convencidos de que este es el camino. Hoy me tocó ser cronista, pero me tomo el atrevimiento de darte un consejo amigo: no te pierdas la próxima fiesta de esta banda. Sé siempre bienvenido al mundo de No somos nada. Donde las canciones se cantan distintas porque las hacemos entre todos. Y porque para este mundo no somos nada es que tenemos la posibilidad de ser todo lo que queramos ser.

Fotos por Belu Lorente

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